Estuve ingresada en el HNP,
Toledo. Llegó la primavera y necesitaba salir y cambiar el gris cemento por el color, respirar, reflexionar, y buscar respuestas a todas las preguntas que en aquel primer año de lesión me hacia. Toledo es
una ciudad inmortalizada por el Greco que aún conserva el aire imperial, con
callejuelas estrechas, sus monumentos y murallas. De incalculable atractivo para
los turistas pero de escasa accesibilidad para personas con movilidad reducida.
Esta ciudad no se comprende
sin el río Tajo, que la defiende y acompaña. En el meandro, hay un paseo que ofrece zonas de sombra,
arboledas y tranquilos remansos de agua.
Os dejo el enlace; http://www.toledo-turismo.com/turismofamiliar/os_hace/senda-ecologica-por-el-tajo/
Ecosenda del Tajo |
Eureka! Una senda familiar para disfrutar de un
tranquilo paseo y poder observar las aves y vegetación ¡Necesitaba verlo! La
publicidad prometía avistar unas 70 especies de aves, flora riparia y lo más
importante: para toda la familia!! Preparamos el planning para la aventura del
día; cámara de fotos (Nikkon D70), guía de aves, binoculares, la mejor de mis
sonrisas y una mochila cargada de ilusión por mi primer encuentro con la naturaleza!!
Zonas habilitadas para familias |
Allí pude observar una buena selección
de especies vegetales propias del bosque de ribera y diferentes tipos de aves. Justo
en la presa del río una garza observaba las tranquilas aguas para cazar su almuerzo.
Lamentablemente no pude hacer todo el recorrido.
El estado de la senda era malo, escalón entre tramo y tramo, con poca amplitud
y sin firme o camino compacto. Nada adecuado para rodar a solas.
Efectivamente fue
la aventura del día y master en
manejo de silla... Decepción? No! En mi caso tuve ayuda para recorrer la senda
y acercarme al río y anotar detalles.
Siempre intento sacar partido de mis
vivencias, y aquella, no iba a ser menos. Confirmé que a partir de aquel
momento mi vida no iba a ser fácil y recordé que por fortuna la naturaleza seguía, sigue y seguirá ahí.
No hay prisa. Comprobé de primeras que cuando se publicita el turismo familiar,
el papel es muy sufrido, pero la realidad es tozuda. No se habilita el espacio,
el ancho, desnivel, parkings, etc. Para completar el reto, crucé el río con la
barca para llevar turistas a ambos
lados. Fijaros, por favor, en los escalones del embarcadero, ni rampa ni a cota
accesible.
Cruzando el río Tajo |
Es incomprensible cómo una ciudad que
aloja el Hospital Nacional de Parapléjicos, ubicado a escasos dos kilómetros, no aprovecha sinergias y se posiciona turísticamente. ¿Porque no se facilita una verdadera senda adaptada, o se habilita mejor los monumentos, a todo tipo personas y sus diversidades? y añado ¿Por qué no enlazar el paseo hasta el
hospital? (p.e. vía la Real Fábrica de armas). El paseo no sería corto, cierto
es, pero sí muy reconfortante para los pacientes y familiares. Lo que sobra en
cualquier hospital es el tiempo y paredes.
Mi nueva realidad: Hospital de
referencia en una ciudad medieval. Sensaciones de reencuentro con la naturaleza turbias y apestosas, cómo las ciénagas del río. Pero de lodos y contaminación
hablaré en otra entrada.
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