miércoles, 6 de abril de 2016

Sierra de Madrid; Intrigas palaciegas y rutas accesibles

                                                                                                                                             
Rodeado de frondosos y altos montes
se extiende un valle, que de mil delicias
con sabia mano tornó Naturaleza.
Pártele en dos mitades, despeñado
de las vecinas rocas, el Lozoya,
por sus truchas famoso dulces aguas.
Del claro río sobre el verde margen
crecen frondosos álamos, que al cielo,
ya erguido, alzan las plateadas copas,
o ya, sobre las aguas encorvados, 
en mil figuras miran con asombro,
con mil figuras, miran con asombra 
su forma en los cristales retratada

Don Melchor Gaspar de Jovellanos (1744-1811)
                                                                                                 
Coincidiendo con las vacaciones de Semana Santa y para celebrar que es primavera, el pasado mes de marzo aproveche para hacer escapada natural a descubrir un paraje nuevo. Se encuentra a escasos 90 Km de Madrid dirección Norte, entre las sierras de Navacerrada y Guadarrama.

El Valle del Paular guarda muchos secretos, entre los que destacaré el itinerario accesible y que además gran parte está adaptado a invidentes, un rincón en un marco incomparable como es el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama

El Camino del Paular, recorrido por el valle que cuenta con la presencia constante del río Lozoya, nos ofrece una gran riqueza faunística, entre las que destacan especies ripárias como: la trucha común (Salmo trutta fario) en las zonas de cabecera, el barbo común (Luciobarbus bocagei), el calandino (Squalius alburnoides), el cacho (Leuciscus idus) y la lamprehuela (Cobitis calderoni), todas ellas especies endémicas de la península ibérica. 
Ojo! No dejéis de mirar al cielo, pues en estos lares hay una numerosa colonias de buitre negro (Aegypius monachus) y de buitre leonado (Gyps fulvus). 

Se inicia la ruta desde el municipio de Rascafría, descendiendo por la calle de San Sebastián que va paralela a la M-604. Al atravesar la urbanización del Valle del Paular se inicia ruta. Este recorrido consta de 4 agradables Km sobre suelo cimentado y tierra batida, donde se alternan los cambios de relieve para indicar los puntos donde detenerse a contemplar, escuchar, oler, etc... y leer las explicaciones sobre los aspectos naturales importantes del valle que estamos recorriendo.




Al iniciar la ruta contemplaremos una alameda, árboles de grueso tronco y de porte singular, debido a la poda. Esta técnica es conocida como el trasmoche o desmoche, esta manera de podar está muy ligada a la cultura rural del lugar. Consiste en cortar a cierta altura la mayor parte de la copa. Este "ramón o fresniza" se utilizaba como forraje para el ganado y para leña.


Pasando la alameda se inicia el tramo adaptado para invidentes. La señaléctica y los cambios en el pavimento, indican los puntos para detenerse a interpretar el entorno que estamos visitando. 


Durante todo el trayecto se circula paralelo al río Lozoya, al paseo se le ha dotado de voladuras sobre el caudal del río, para observar, quizá con suerte y paciencia se podría ver alguna nutria, que las hay en la zona.



 La mineralogía es otro aspecto interesante del lugar, prueba de ello es el panel didáctico, adaptado con lectura en braille, donde se exponen los diferentes materiales minerales de los que se compone el valle. El tramo adaptado a invidentes finaliza en el centro de visitantes , pero antes de entrar en este espacio, hay una visita obligada que es el Monasterio de Santa María del Paular, cuya historia no deja indiferente, así como su arquitectura y el claustro.



Historia del Monasterio del Paular, la huella de los Trastámara

Junto al monasterio está el palacio de los Trastámaras, anteriormente fue un Parador Nacional, y hoy día es un hotel pendiente de reapertura. El monasterio fue construido por orden de Don Enrique, quien sufria de pesadillas nocturnas por haber quemado una cartuja, según cuenta la leyenda.
Su construcción no fue empresa fácil y hasta la época de Juan II de Castilla no existen datos de la iniciación de la obra.
En un documento de 1390 en Valladolid, se  indica que su bisabuelo el rey Don Enrique, había encargado la construcción de un monasterio de la Orden Cartuxa que durante su reinado mando quemar.
En 1390 se decide la ubicación y se inician las obras.
El monasterio siempre gozó de privilegios ya que les pertenecia todo aquello que les rodeaba. Los Cartuxos mantuvieron a lo largo de la historia muy buena relación con los diferentes monarcas.


En las proximidades del monasterio se encuentra “El prado de la Reina”, denominado así ya que, el rey Enrique IV eligió ese lugar para desheredar a su hermana Isabel y declarar heredera de la corona de Castilla a su hija Juana, conocida como "La Beltraneja", quién finalmente no ocupó el trono.

Más tarde, cuentan los cronistas, que el emperador Carlos I de España y V de Alemania, al vencer en una de sus batallas exclamo “Están rezando mis cartujos de El Paular!”.
Actualmente lo habitan monjes benedictinos, debido a que tras visitar Franco el monasterio de Monserrat, decidió que quería algo parecido en Madrid y dado que el monasterio estaba deshabitado ofreció el santo lugar a una comunidad benedictina de La Rioja, los cuales aceptaron y habitan hasta fecha de hoy, tras sus muros. Además sus monjes hacen las misas con cante gregoriano, lo que imprime un carácter único al monasterio.


Tras la visita , continuamos el camino para entrar al centro de visitantes, este es un lugar perfecto para recabar información sobre el valle, su forma de vida, y los diferentes recorridos que lo cruzan. Destacaré la colección de frutales, todas ellas endémicas del valle,  especies recuperadas de la zona para disponer de un pequeño banco de germoplasma de las variedades antiguas de la zona.

Tras la parada obligatoria al centro de visitantes, continua el track. Se atraviesa el Puente del perdón, para cruzar el río Lozoya, esta construcción data de mediados del Siglo XVIII.


El puente fue construido para que los monjes pudieran acceder a la fábrica de papel que se sitúa en la finca de los batanes (en ruinas), de donde se cuenta que salió el papel para la primera impresión en 1605 del ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha.
El nombre del puente procede de una leyenda local, según la cual la sentencias del reo se revisaban en dicho lugar, antes de que los alguaciles lo dirigiesen a la horca  en caso de ser declarados como culpables.


Tras cruzar el puente hay una verja de hierro para atravesar y descender hasta una maravillosa alameda. Seguimos la senda de tierra batida que circula por el centro de los árboles y regresaremos de nuevo al municipio de Rascafría.
Finaliza aquí este itinerario, histórico, biodiverso, etnográfico un lugar para aprender, descansar y disfrutar, además está a escasos 100 kilómetros de la capital Madrileña.

Planazo rodante!
  
Enlaces de interés:
Centro de visitantes del Paular
Paseos con Joelette
Parque nacional Sierra de Guadarrama


Bibliografía:
Rascafría, mi pueblo. Juan Sanz Iglesias, Ed. Exlibris Ediciones, S.L.